Docentes: la profesión con más funciones en Colombia

Docentes: la profesión con más funciones en Colombia

De maestros a psicólogos, orientadores, animadores, mediadores, gestores y ahora defensores animales: cada nueva ley les impone más tareas, mientras se exige que los estudiantes obtengan mejores resultados.

La docencia en Colombia se ha convertido en una de las profesiones más exigentes y sobrecargadas del país. Cada vez que aparece una nueva ley, política o programa, su implementación termina recayendo sobre los hombros del maestro. En los últimos años, las normas educativas han transformado al docente en un profesional “todero”: enseña, media, orienta, gestiona y acompaña, sin dejar de ser evaluado por los resultados en las pruebas externas.

Una carga que no deja de crecer

El rol del docente ya no se limita a impartir clases. Hoy se espera que sea psicólogo, consejero, trabajador social, animador cultural, líder comunitario e incluso defensor ambiental o animalista. El ejemplo más reciente fue la Ley Empatía, que amplió el currículo escolar para incluir la protección animal como parte de la formación ética. Cada iniciativa, aunque bien intencionada, se convierte en una nueva obligación sin que existan recursos o acompañamiento institucional.

Mientras tanto, el gobierno anuncia medidas que, aunque positivas en apariencia, también incrementan las exigencias administrativas. Un ejemplo fue el paso de los docentes temporales a planta, una decisión que generó expectativa y debate, como se explicó en
esta nota sobre el paro docente de 24 horas, donde los maestros expresaron su preocupación por la sobrecarga laboral y la falta de condiciones reales para cumplir con todas las nuevas responsabilidades.

Más presión, menos reconocimiento

Mientras los docentes asumen más tareas, el Estado evalúa la calidad educativa principalmente a través de los resultados en pruebas externas como el ICFES. Se les exige mejorar cifras, sin considerar factores como el entorno familiar, las carencias tecnológicas, la pobreza o las diferencias regionales. El mensaje implícito es claro: si los resultados no mejoran, la culpa es del maestro.

Además, la docencia se ejerce en contextos cada vez más difíciles. No solo deben educar, sino también enfrentar agresiones, conflictos y situaciones de violencia dentro del aula. Tal como se analiza en
esta publicación sobre las consecuencias legales de agredir a un docente, los casos de maltrato a maestros aumentan sin que existan políticas efectivas de protección laboral y emocional.

La paradoja de las exigencias

Paradójicamente, mientras el sistema educativo impone más tareas, la administración pública no siempre mejora las condiciones laborales. Muchos maestros siguen enfrentando demoras y vacíos en el reconocimiento de derechos, como se explica en
este análisis sobre la media prima docente. Incluso el sistema de ascensos, que debería ser un estímulo, se convierte en una carrera de obstáculos, como detalla
esta nota sobre los ascensos y el reconocimiento en la carrera docente.

Reflexión final

En el fondo, el propósito de muchas de estas políticas es noble: formar mejores ciudadanos, promover la convivencia, la empatía y la responsabilidad social. Pero la pregunta sigue abierta: ¿hasta dónde se puede seguir cargando sobre los maestros la responsabilidad de transformar la sociedad? Si de verdad se busca calidad educativa, el camino no es sumar funciones sin apoyo, sino brindar tiempo, recursos, formación y reconocimiento a quienes están en el aula, sosteniendo día a día la educación del país.

Los docentes no le temen a los retos, pero merecen condiciones justas para afrontarlos.

1 comentario

  1. ALCIRIA RUENES

    De niñera, modista,médico uffff eso de tezo pero se hace con amor

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