¿Por qué buenos docentes no ganan el concurso? Te lo contamos aquí

¿Por qué buenos docentes no ganan el concurso? Te lo contamos aquí

Muchos maestros con gran desempeño en el aula se preguntan por qué, pese a su experiencia y vocación, no superan el concurso de ingreso a la carrera docente.
La explicación no es falta de calidad humana o pedagógica, sino una mezcla de factores técnicos, emocionales y estructurales que el examen sí pondera.

El concurso mide una parte del maestro, pero nunca su esencia: la vocación, la empatía y el compromiso no caben en un examen.

1) Ser buen docente no es lo mismo que ser buen concursante

El concurso evalúa comprensión lectora, análisis de casos, normatividad y rendimiento bajo presión; no pondera directamente la empatía, la creatividad o el liderazgo pedagógico.
Un excelente maestro puede no dominar el formato psicométrico y perder puntos clave.

2) Factores emocionales y psicológicos

La ansiedad, el estrés, el miedo al fracaso o intentos previos pueden bloquear la concentración.
Egresados recientes suelen llegar más entrenados en pruebas estandarizadas, lo que les da ventaja técnica.

3) Una competencia poco desarrollada: “saber concursar”

Ganar el concurso implica una competencia específica: movilizar conocimientos, estrategias y autorregulación emocional en un formato estandarizado.
Se construye con práctica deliberada, simulacros y comprensión del sistema.

4) Desactualización normativa o curricular

Sin actualización en estándares, evaluación por competencias y normatividad (Ley 715, Decreto 1075, Estatuto 1278, entre otros), las preguntas centradas en política educativa actual pueden penalizar.

5) Falta de acompañamiento e inequidades regionales

Brechas de acceso a cursos, bibliografía, conectividad y orientación especializada afectan la preparación.
La distancia entre la práctica docente y lo que exige el ítem estandarizado se amplía sin recursos.

6) Preparación específica para el tipo de examen

Entrenar lectura crítica, manejo del tiempo y normatividad ayuda, pero por sí solo no explica los resultados.
Su impacto crece cuando se integra con gestión emocional, estrategia de respuesta y comprensión del modelo evaluativo.

En definitiva

No aprobar el concurso no significa ser un mal docente, sino no haber alineado aún la experiencia pedagógica con el lenguaje técnico del examen.
La ruta es clara: fortalecer la competencia de “saber concursar”, actualizarse normativamente y buscar acompañamiento para preparar cuerpo, mente y estrategia.

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